El informe de las palabras

Cuando te fuiste en medio de mi amor

las palabras salieron tras de ti por la ventana

gritando desesperadas tu nombre

contra el impenetrable muro de tu partida

Entonces la Angustia se sentó a reírse

en el patio embaldosado de mi tristeza

cada uno con una copa en la mano

brindamos contándonos nuestros pesares

Al despuntar el alba vieron mis ojos a la Angustia

deslizarse silenciosa por el borde derecho de mi ilusión

acariciándola con un obsceno y frenético placer

haciéndola llorar y gemir en cruel desasosiego

Y un día, cuando ya no las esperaba,

cuando el tiempo me había cobijado con la resignación,

volvieron las palabras a entrar por mi ventana

venían apesadumbradas después del largo viaje

Me dijeron que habían preguntado a la Distancia por ti

que habían recorrido valles, montañas y caminos

y sólo se encontraron con tu ausencia que les dijo

que ahora tenías por amante al Olvido

Diálogo con la Felicidad

La Felicidad se sentó una tarde a charlar conmigo

me contó que hombres y mujeres la persiguen

se acercan a ella y la pretenden

y pocos logran alcanzar la conquista

me contó que no es celosa

complicada ni exigente

que no pone condiciones ni las espera

que no establece compromisos ni los acepta

si te quieres ir, te vas

si deseas regresar, te recibe

me contó la Felicidad que sus pretendientes

siempre andan afanados y presurosos

esperando un sí con deseos de no

siempre tras un compromiso definitivo

nunca por una conversación sosegada

en una mesa iluminada por dos velas.

me habló de su paciencia y sinceridad

de su gusto por Bach y los helados

que lee poesía en los atardeceres

y disfruta de las buenas compañías

que le encanta lo sublime de la conquista

y acepta a los orgullosos y los infieles

me contó que tiene por vecina a la Injusticia

pero que no entiende muy bien con ella

que la Maldad y la Hipocresía la invitan a salir

pero siempre se disculpa amablemente con ellas

que extraña con nostalgia los días en que

los hombres la buscaban con honestidad y sin prisas

después de una charla agradable y tranquila

la Felicidad me dijo que se tenía que marchar

que iba a encontrarse con el Amor en la estación

para emprender un muy largo viaje

pero que si él no acudía a la cita

regresaría para que intentáramos vivir juntos

… la Felicidad aun no retorna de su viaje

pero yo sigo aquí esperando su regreso

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Una mirada a la dudosa gestión del Procurador Ordóñez.

El Artículo 11 de la Constitución Nacional de Colombia establece:  “El derecho a la vida es inviolable. No habrá pena de muerte.”

Por estos días está agitado el ambiente social y político en Colombia, por la pretensión del Procurador General, Alejandro Ordóñez Maldonado, de reelegirse por otro periodo de cuatro años al frente del Ministerio Público. El Procurador es elegido por el Senado, de terna conformada por un candidato aportado por la Corte Constitucional, otro por la Corte Suprema de Justicia y otro por el Consejo de Estado. El Procurador tiene como principales funciones proteger los derechos humanos y defender los intereses ciudadanos ante el estado colombiano.

De entrada, se ve que la Constitución tiene un problema de diseño, pues poner a un ente tan corrupto e infiltrado por la criminalidad como el Senado, a elegir a semejante funcionario, ya es mala señal. Los medios de comunicación han revelado que Ordóñez ha hecho durante casi tres meses una intensa campaña de lobby entre los senadores, que incluye promesas de nombramientos para familiares y amigos de los congresistas y todo tipo de prebendas, pactos y acuerdos que dejan muchas dudas sobre la tan pregonada honestidad del Procurador.

Por otro lado, en lo relativo a las funciones del jefe del Ministerio Público sí que hay cosas para analizar. Ordóñez se ha caracterizado durante su ejercicio al frente de la Procuraduría por defender cualquier cosa menos los derechos humanos y civiles de los ciudadanos. De hecho, ha demostrado que no pone límites entre sus convicciones personales (muchas de ellas, religiosas) y sus obligaciones como funcionario público, y ha tomado decisiones y expresado opiniones que afectan a la población colombiana, más fundamentado en principios de evidente religiosidad personal que de defensa de los intereses ciudadanos, como se lo establece la Carta Magna.

Decisiones y opiniones como las relativas a las parejas homosexuales y el aborto, así lo demuestran fehacientemente. El hecho reciente de que Ordóñez haya acatado A LA BRAVA la orden perentoria de una tutela elevada por un grupo considerable de mujeres, que tienen en la corajuda y combativa Mónica Roa a una líder natural, es muestra de su reticencia , no sólo a respetar las decisiones y derechos de la ciudadanía, sino a respetar la ley. Se trata del flagrante irrespeto de la norma del funcionario encargado de hacer cumplir las leyes. Un evidente mensaje negativo para la opinión pública. Las decisiones y opiniones del Procurador con respecto al aborto y los tres casos amparados por la ley, muestran que la Procuraduría está dirigida por un funcionario público que obedece a sus convicciones religiosas y su criterio personal, más que a las exigencias que le establece el marco jurídico colombiano, y con  ello condena a las mujeres colombianas a aceptar contra su voluntad y a riesgo, incluso y en muchos casos, de sus propias vidas. Que el funcionario del Estado encargado de la defensa de los derechos ciudadanos ponga en riesgo de muerte a las mujeres que necesitan abortar, en tres casos excepcionales amparados por la ley, muestra que sus convicciones religiosas y personales no lo acreditan éticamente para pretender perpetuarse en el cargo.

Ordóñez, como ciudadano, es libre de tener sus ideas retrógradas y oscurantistas, y de actuar bajo principios religiosos que fundamenten sus opiniones y sus acciones en el ámbito de lo privado, pero como Procurador, como jefe del Ministerio Público, debe ser imparcial y objetivo, debe actuar con acatamiento a la ley y al ordenamiento jurídico, y debe respetar y hacer respetar los derechos ciudadanos… y no lo hace. Ha estado más dedicado a buscar votos en el Senado, a ofrecer puestos y a adquirir compromisos que tendrá que cumplir con cargo al erario público, que a cumplir con sus funciones de regulación, control y defensa de los derechos de la ciudadanía. Eso lo convierte en un funcionario de muy dudosa ética y de un muy cuestionable desempeño.

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