sábado, 25 de agosto de 2012




Estos poemas forman parte de una publicación que hice en Abril de 2004, titulada “Nostalgias y tragaluces”.


Invento

El sol no lo creó Dios,
lo inventé yo… para ti.

Resulta que la idea fue mía
pero él se me adelantó
y en los libros de historia
siempre aparece Made in Heaven.

Como todo era oscuro
pinté millones de estrellas,
pero resultaron tan pequeñas
que inventé la luna y la pinté como un queso
y quedó lo más de linda.

Luego se me ocurrió
inventar algo distinto a la oscuridad,
e inventé el día,
y lo pinté de azul,
y lo decoré con nubes blancas,
con aves y sonrisas de niños,
y para que fuera bien especial
le di la facultad de salir todos los días.

Pero como nadie se dio cuenta,
como nadie vio lo que hice
y no hubo testigos de mi trabajo,
Dios se me adelantó y lo registró primero
y pusieron el recibo a su nombre,
y para todos los efectos
Él creó el sol.

Pero el sol no lo creó Dios,
lo inventé yo… para ti.



Dulce enfermedad

La mañana me dijo asustada
que estoy gravemente enfermo
y yo le creo:
mi principal síntoma eres tú.



En vivo y en directo

En vivo y en directo
se transmiten los partidos de fútbol
las elecciones presidenciales
y los frívolos reinados de belleza

En vivo y en directo
padecen hambre y frío en las noches
los niños de la calle hijos de la miseria
las jóvenes niñas hoy, prostitutas mañana sin saberlo

En vivo y en directo
cazan y mueren los animales en el bosque
hacen erupción los volcanes en Hawaii
y explotan las flores durante las primaveras

En vivo y en directo
protestan los pobres por justicia y dignidad
ordenan los gobernantes imponer el orden
masacran los uniformes a indefensos anónimos


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sábado, 11 de agosto de 2012



Nostalgias y tragaluces 2

Este es el segundo intento de una publicación que hice hace varios años. La pluma aún está fría y debo retomar la costumbre de escribir. Pero aquí les comparto.

Un ruiseñor, mis ojeras y los amaneceres fueron testigos de mi espera.

… y la  botella de vino se terminó, y tu recuerdo fue llegando de a poco.

Las cucarachas y las ratas serán los únicos testigos de lo que quede… pero sabrán callar.

No es que me esconda; es que las verdades y tus besos no me encuentran.

El reloj, sin quererlo, cuenta tus tiempos y los míos. Es un buen banquero.

La luz calla gritona lo que la oscuridad grita prudente.

Nostalgias y tragaluces: una buena compañía en tu ausencia.

Entre tus piernas encontraba tus ternuras y una que otra lágrima tardía.

Los niños deciden acompañarnos siempre que nos ven tristes y desamparados en nuestra adultez.

La lluvia cesó al fin. El silencio y tu recuerdo volvieron dignos, sin pretensiones.

Esperar es un error cuando no se tiene chimenea para el invierno.

Fósforos, tres monedas y unos zapatos rotos son el testamento del vagabundo.

El principal mérito de la mentira es que intenta esconder la inocencia bajo las sábanas.

… y el lápiz de labios gritó un beso en su mejilla.

Las siglas son nombres en un abecedario tartamudo.

Pensar que esa lágrima no la derramamos ni tú ni yo sino nuestras tristezas tomadas de la mano.

Ella prefiere una mentira piadosa a la verdad que traen sus ojos en el amanecer.

Los gusanos con ínfulas de mariposa son dignos de respeto.

Ese maletín guarda libros que quieren ser leídos y palabras ansiosas de hablar.

La nube oculta con su ternura lo que el soberbio cielo quiere revelar.

Mis lágrimas envidian al río que sabe llevar sus aguas.

No esperar nada del tiempo es la mejor forma de verlo pasar.

Pensar que preferimos el ruido y no la música.

El apretón que acompaña al beso es nuestra mejor coartada.

En el canal privado de mis sentimientos, tú eres HBO en alta definición.

Si mis ganas de ti colisionaran con tus desapegos, sería un hermoso big bang.

"El amor es mejor hacerlo que sentirlo"

… y en medio del desierto de tu deseo, el oasis de mis anhelos por ti.

… y la lengua de él recorrió esa espalda de sur a norte y los estremecimientos la recorrieron a ella de oriente a occidente.

La mañana me contó su más oscuro secreto: es feliz.

Si armo el cubo Rubbik, ¿me acompañas a ver el atardecer?

Mientras insistas en seguir tras tu sombra, no podrás escapar del sol.

Las despedidas y las tristezas deberían ser encerradas en una caja.

Los estornudos son la protesta airada del alma.

Los niños, los borrachos y el espejo dicen la verdad, aunque mientan.

El crepúsculo es el desprestigio del sol.

Si Robin Hood robara murmullos y cerezas en almíbar…

Cuando llega la hipocresía, la inocencia se bate en retirada.

Las ballenas se sienten orgullosas de los secretos que guardan.

Es irónica: responde a mis desprecios con un arcoiris.

Las lágrimas son nano-lluvia con perlitas de sal.

El hielo sabe que Ícaro no es un farsante.


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Se llama Felipe.

Todas las mañanas cuando se despierta, e incluso aún sin salir del sueño, dice casi gritado: "¡Papáááááá!". Desde sus casi tres añitos de vida dice "papá" con todas sus letras, algunas repetidas, y hasta con signos de admiración. La misma admiración que me produce cada mañana, con esa alegría en su inocente sonrisa y sus desperezadas llenas de pereza y de energía al mismo tiempo. 

Mi abrazo no se hace esperar. Mi primera docena de besos tampoco. Y él se retuerce, y grita, y me empuja, y me dice: "Papá, no me des abazos, no me beeeeseeees!". Y yo le doy más abazos y más besos, porque los niños deben despertar y encontrar abrazos y besos cada mañana en su infantil mundo. Y él encuentra abrazos y besos por docenas. Y eso lo hace feliz, y seguro, y confiado, y amado, todo al tiempo. Todo a un tiempo y todo eso todas las mañanas de todos sus días, porque (¿ya lo dije?), los niños deben despertar y encontrar abrazos y besos cada mañana. Cuando ha recibido la andanada, me mira y me dice: "Papá, dame un abacito". Y mi abazo no se hace de rogar. Y lo estrujo como si fuera una de las cuatro almohadas que lo rodean cada mañana al despertar. Y luego me dice: "Papá, quelo apaelita". Y como sabe que tiene derecho a todas esas almohadas y todos esos abrazos y todos esos besos, me dice a continuación: "Papá, quelo vel discóveliquids". 

Y así comienza su día: con Discovery Kids, mis abrazos y mis besos y su primer vaso de agua de panelita. No está mal para un niño que vino a este mundo deseado y amado por sus padres, y que vive en este mundo amado por su padres, sus tres abuelos, sus dos tías y su hermano. 

Se llama Felipe. Va a cumplir tres años. Es mi hijo. Yo no sabía que la felicidad y el más grande amor se podían llamar Felipe y podían cumplir tres años dentro de dos meses. Pero ya lo sé. 

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